La escritora Annie Ernaux gana el Premio Formentor
El galardón, concedido a toda una trayectoria, abarca en en este caso un corpus literario de unas 20 obras que transitan por el terreno más áspero de la autobiografía
Roma
/
Madrid
La escritora Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 78 años)
ha ganado el Premio Formentor de la Letras. El galardón, concedido a
toda una trayectoria y dotado con 50.000 euros, abarca en el caso de la
premiada un corpus literario de unos 20 títulos que transitan por el
terreno más áspero de la autobiografía. Un fresco de la Francia rural más popular que permite entender algunos de los últimos fenómenos del país, como el enfado de los chalecos amarillos.
El reconocimiento corona el clamor unánime en torno a su obra y el
aprecio entre los lectores. Pero también la tremenda influencia y
magnetismo sobre otros escritores que ha ejercido en los últimos
tiempos.
El jurado, presidido por Basilio Baltasar
y reunido en uno de los salones del Campidoglio romano, anunció por la
mañana la decisión unánime que tomó la noche anterior. En el acta se
destaca su obra como un “implacable ejercicio de veracidad que penetra
los más íntimos recovecos de la conciencia”. El premio se entregará en
septiembre en el marco de las Conversaciones Literarias Formentor,
organizadas por la Fundación Santillana con el mecenazgo de Simón Pedro
Barceló, actual propietario del hotel que da nombre al premio. El
jurado, compuesto por Antonio Colinas, Víctor Gómez Pin, Elide
Pittarello y Marta Rebón, subraya la “elaborada reflexión
autobiográfica” que posee “un estilo entrecortado y áspero y se pone al
servicio de una conmovedora y terrible franqueza”. “Annie Ernaux desvela
sin pudor la condición femenina, comparte con el lector la intimidad de
la vergüenza y refleja con un estilo despojado la desordenada fragmentación de la vivencia contemporánea”, añade el acta.
Ernaux contestó por la tarde la llamada de este diario desde
su casa en Cergy-Pontoise, a las afueras de París: “Estoy muy
orgullosa. Es un premio muy prestigioso que han recibido escritores que
amo. Me he dado cuenta mirando el palmarés que no lo han recibido muchas
mujeres y por eso es una doble satisfacción”.
El Formentor, cuya innegable oportunidad reconoce también a una
escritora capaz de romper con la dominación masculina, se entregó entre
1961 –ese año fue para Samuel Beckett y Jorge Luis Borges– y 1967, y
luego fue refundado en 2011. Desde entonces, han sido distinguidos con
el galardón Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique
Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel y Mircea
Cartarescu. Ernaux se convierte así en la primera mujer en ser premiada
en esta etapa (en los años sesenta el jurado escogió a Dacia Maraini,
Nathalie Sarraute y Gisela Elsner).
Sobre su tendencia a ofrecer retratos autobiográficos descarnados, como El lugar, La vergüenza, No he salido de mi noche, El acontecimiento, Memoria de chica, Los años y El uso de la foto, la escritora explicó: “No creo que mis novelas puedan ser consideradas duras, ni que busquen hacer daño. Se trata más bien de tomar conciencia de aspectos de la vida como la vergüenza y el sufrimiento. No son libros que busquen un sentimiento particular sino una verdad que está ahí aunque no sea evidente”. ¿Y teme quedarse sin cosas que contar sobre sí misma? “¡Oh! No es solo mi historia. Leemos y escribimos en un contexto, en una sociedad, y ahí siempre habrá cosas que contar. Además, no soy la misma ahora que cuando tenía 40 años, así que tengo otras historias diferentes”.
Para recordar los orígenes del Formentor, se proyectó durante la conferencia de prensa en el salón Pietro di Cortona del Campidoglio el documental realizado en 1961 por la RAI. En el cortometraje en blanco y negro aparecen Italo Calvino y Alberto Moravia en el hotel enumerando los méritos de los dos primeros ganadores del premio.
El jurado destaca la obra literaria de
Annie Ernaux como un "implacable ejercicio de veracidad que penetra los
más íntimos recovecos de la conciencia"
Sobre su tendencia a ofrecer retratos autobiográficos descarnados, como El lugar, La vergüenza, No he salido de mi noche, El acontecimiento, Memoria de chica, Los años y El uso de la foto, la escritora explicó: “No creo que mis novelas puedan ser consideradas duras, ni que busquen hacer daño. Se trata más bien de tomar conciencia de aspectos de la vida como la vergüenza y el sufrimiento. No son libros que busquen un sentimiento particular sino una verdad que está ahí aunque no sea evidente”. ¿Y teme quedarse sin cosas que contar sobre sí misma? “¡Oh! No es solo mi historia. Leemos y escribimos en un contexto, en una sociedad, y ahí siempre habrá cosas que contar. Además, no soy la misma ahora que cuando tenía 40 años, así que tengo otras historias diferentes”.
Familia de tenderos
Ernaux es hija de una familia de modestos tenderos normandos y gran parte de la Francia que retrata tiene que ver con ese mundo. Tanto el paisaje sociocultural, como en el lenguaje que utiliza para construirlo. En parte por eso, muchos de los autores que anticiparon parte del malestar que se vive actualmente en el país —desde el filósofo Didier Eribon, responsable del ensayo memorialístico Regreso a Reims (Libros del Zorzal), a Nicolas Mathieu, recién premiado con el Goncourt en 2018 por la brillante Leurs enfants après eux– han recurrido a su inspiración, a esa manera de retratar los resortes periféricos, para hablar de esa Francia que ahora representan, entre otros fenómenos, los chalecos amarillos.Para recordar los orígenes del Formentor, se proyectó durante la conferencia de prensa en el salón Pietro di Cortona del Campidoglio el documental realizado en 1961 por la RAI. En el cortometraje en blanco y negro aparecen Italo Calvino y Alberto Moravia en el hotel enumerando los méritos de los dos primeros ganadores del premio.
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